El enigma del autoconocimiento

“El odio hacia uno mismo es inseparable del odio hacia los demás”

El autoconocimiento y la aceptación de uno mismo son requisitos previos para la salud psicológica, el crecimiento personal y la capacidad de conocer y aceptar a los demás.

La función de la autoevaluación es poner las bases para la introspección, sin la cual no puede ocurrir el crecimiento. La introspección es el sentimiento de “ah, ahora lo veo” que debe preceder, en forma consciente o inconsciente, al cambio en el comportamiento. La introspección (una visión genuina y real de nosotros mismos, de cómo somos en realidad) se logra únicamente con dificultad y , a veces, hasta con dolor psíquico real. Pero es la base del crecimiento. Por lo tanto, la autoevaluación es una preparación para la introspección, una preparación para las semillas del entendimiento de uno mismo que gradualmente florecerán en un cambio de comportamiento.

Buscar el conocimiento del yo, parece ser un enigma.  Una respuesta para esto es la línea sensible. El enigma del autoconocimiento puede ser manejado al ejercer algún control sobre cuándo y qué tipo de información reciba acerca de usted mismo, y al involucrar a otros en su búsqueda del entendimiento personal. El autodescubrimiento es una clave para el acercamiento al autoconocimiento.

Existen pruebas considerables de que la eficacia de un individuo como directivo está muy relacionada con su capacidad de reconocer, apreciar y , finalmente, utilizar las diferencias fundamentales y claves entre los demás.  El diagnostico de las diferencias individuales de los demás es un aparte importante para ser un directivo eficaz.

«Conocerse es fundamental. Para un ser humano es más importante conocerse a sí mismo, que saber de cualquier otra cosa, porque sólo cuando uno sabe quién es, puede también saber qué es lo demás.»