Ya sabemos que estamos viviendo una cuarta revolución industrial protagonizada por la tecnología. Quizá aún no esté incluido en los libros de Historia contemporánea, pero apostamos a que lo estará en los próximos años. De eso no hay duda.
En esta revolución, probablemente, la disciplina que ha dado el pistoletazo de salida ha sido el marketing digital porque se ha encargado de ir cambiando la forma de relacionarse con los consumidores, de consumir, primero a través de un dominio web para hacerlo, en muchas ocasiones a día de hoy, a través de whatsapp o redes sociales.
Rápida evolución de herramientas de interacción digital
Y es que aunque la democratización de internet tenga pocos años de vida, en los últimos ha evolucionado muchísimo. En este sentido basta pensar a la manera de consumir hace 15 años y ahora. Y no sólo productos o servicios, sino todo tipo de contenido digital, música, series, información, etc.
Lejos parece que quedaron aquellos años en los que se luchaba con tanto ahínco con la piratería que campaba a sus anchas en los mares de internet. Actualmente aún lo hace, seguramente, pero no de una manera tan generalizada y descarada como antes. Quién más y quién menos cuenta con plataformas como Spotify, Netflix o HBO que costean cada mes para poder tener acceso a contenidos de calidad.
Inmediatez, tiempo real, velocidad,…estas son algunas de las características que han marcado al ser digital – por no hablar del nativo. Fenómenos como Juego de Tronos en los que cada semana se desbloqueaba un capítulo recordaron por un instante la forma de ver la televisión todavía en los 90 y principios del 2000: un capítulo a la semana.
En este recuerdo del pasado Juego de Tronos fue capaz de causar expectación hasta que terminó la serie. Un éxito absoluto de campaña que, como la cuarta revolución industrial, acabará en los libros de marketing digital de escuelas.
La página web, la herramienta que evoluciona, pero no muere
La tecnología crece a ritmo vertiginoso y cada vez atrae a los más pequeños. Basta pensar en Tik Tok que está casi partiendo en dos a quienes siguen adelante aprendiendo cada moda que sale y a quienes ya sienten que la tecnología les ha sobrepasado y no se encuentran capaces de reciclarse tan rápido como se requiere.
Por fortuna si hay una herramienta que ha evolucionado, pero que no ha muerto que parece que siempre estará al alcance de todos es la página web.
La muestra de que los clásicos nunca mueren se está viviendo estos días con la digitalización de muchos negocios, sobre todo de restauración. Las restricciones de movilidad están provocando que aquellos establecimientos que no contaran con un dominio web y una dirección IP asociada, lo contraten para poder seguir trabajando.
Pero, ¿qué hay que tener en cuenta a la hora de renovar o hacer de cero una página web?
- Nombre web. Si la web está destinada a los clientes que ya se tienen, no hay que ser original y hay que limitarse a mantener el mismo nombre también en la web. Si estuviera ocupado, muchas veces se aconseja poner detrás la coletilla “online”. Por ejemplo: mesonantonioonline.com
- ¿Es o Com? Este es un debate que se suele tener para quienes empiezan. Si son negocios, se suele aconsejar .com ya que .es suele ser más institucional y más orientado a servicios intangibles.
- Contrato de dominio y hosting. Muchas veces se suele hacer el contrato del dominio web y del hosting – donde se aloja – con la misma empresa. Esto resulta cómodo ya que para cualquier gestión de la web se incluye un mismo interlocutor. Una de las mejores opciones a la hora de elegir un hosting es Webempresa.
- Pasarela de pago. Si se va a permitir la compra a través de la web, hay que cerrar estos datos con el banco que se elija para que permita todas las operaciones.
Estos son algunos aspectos técnicos importantes que hay que tener en cuenta, pero si algo ha cambiado ha sido precisamente el objetivo de la web. En algunos casos no es más que una tarjeta de visita para que el usuario pueda encontrar las coordenadas, un repositorio de información o una galería de productos y servicios.
La aparición de whatsapp y de unas redes sociales cada vez más interactivas como Instagram están haciendo que la web pierda protagonismo a la hora de entablar una conversación entre consumidor y empresa o la demanda de un producto.
En todo esto, el papel del comunity manager cada vez adquiere mayor importancia. Si bien hace unos años no estaba tan reconocido o apreciado, hoy por hoy, en muchas ocasiones, es para el consumidor y/o usuario, el máximo representante de la empresa.
Sin embargo, aunque la web haya perdido funciones es un elemento fundamental a partir del cual establecer la estrategia de marketing, sea a través de la generación de contenidos, el estudio y análisis de los usuarios que la frecuentan o el punto de partida de las campañas en Google.